El futuro de los transitarios
Renovarse o morir. Es un refrán que todos conocemos y que alude a la necesidad de realizar cambios si queremos perdurar y evolucionar. Es aplicable a las personas, pero también a las entidades y a las empresas. Y desde luego no es ajena al sector de la logística y del transporte.
Si hablemos de evolución empresarial, las empresas transitarias son un gran ejemplo para analizar y estudiar, pues llevan varios siglos adaptándose al medio para dar respuesta a las diversas necesidades que han ido apareciendo.
De no ser así, no podría entenderse que hoy día continúen operando empresas familiares muy longevas, algunas de las cuales superan el siglo de existencia.
¿Qué ha permitido a los transitarios adaptarse durante todos estos años?
Aunque podríamos entrar a analizar muchos factores técnicos concretos, también merece la pena abstraerse para tener una imagen más global de la situación.
Muchas empresas tienen la oportunidad de invertir más recursos para mejorar sus flotas, sus equipamientos o sus instalaciones, sin embargo, esto no es en ningún caso garantía de éxito.
Son las personas y los procesos que realizan estas personas en el día a día las que determinan el rendimiento y la eficiencia de la empresa. De nada vale tener más recursos si no se gestionan adecuadamente. De nada vale tener más información, si no se sabe analizar, interpretar y utilizar en beneficio propio.
Es ahí donde radica el éxito de las mencionadas compañías familiares, que son capaces de mantener y aumentar su negocio década tras década: personas que han invertido mucho tiempo en aprender para conocer los procesos y las actividades que realiza la empresa. Nuevas generaciones que no solo han sabido mantener la herencia recibida, sino mejorarla e impulsarla para cubrir las nuevas necesidades y no quedarse atrás.
Y es que un relevo generacional en una empresa, no se trata de que el hijo, otro familiar o un socio herede la compañía y mantenga el rumbo, sino de que esa persona aproveche la gran oportunidad que se le presenta para mejorar los procesos de los que se ha empapado durante su desarrollo profesional en la compañía.
Si a esto le sumamos a que las nuevas generaciones pueden aportar más energía, ilusión y valentía para probar nuevas cosas, así como que suelen disponer de mayores conocimientos tecnológicos que sus predecesores, nos encontramos con la fórmula del éxito: personas dispuestas a utilizar las nuevas tecnologías para mejorar los procesos de la empresa y con ello, su rendimiento, eficiencia y capacidad de adaptación.
No se trata de reinventar la rueda
No hablamos de cambiar lo establecido de manera radical. Se trata de optimizar lo ya existente. Se trata de contar con una visión completa y global del negocio, que nos permita identificar las tareas claves que dependen del mismo.
Simplificar procesos, implementar automatizaciones y mejorar la comunicación, tanto interna como externa, son tres puntos clave en el sector logístico y es algo que la tecnología nos permite implementar de manera más ágil que nunca hasta el momento.
Y es que los tiempos cambian cada vez más rápido, muy rápido si hablamos del sector tecnológico en el que aparecen nuevas herramientas, dispositivos y sistemas que evolucionan a una velocidad de vértigo.
No en vano, todas estas tecnologías suelen ir de la mano de cambios en los hábitos de los consumidores, que demandan nuevas maneras de comprar y de recibir sus mercancías, generando también grandes cambios en la logística de última milla, que es posible aprovechar en beneficio de todas las partes.
Por si no fuera suficiente, no estamos solos, por lo que el aumento de la competencia, unido a la concentración de las navieras en su ambición por cubrir el ciclo completo de la cadena de suministro, suponen otra importante amenaza a tener en cuenta por los transitarios.
Si a la tecnología, a los hábitos y a la feroz competencia externa –por no hablar de los continuos cambios en las políticas comerciales–, le sumamos la urgencia que ha generado la última gran crisis del sector que se produjo en el año 2020, le sumamos al empuje global que la logística 4.0 está generando, nos encontramos con un sector que evoluciona más rápido de lo que la mayoría de las empresas están capacitadas para abordar.
Las capacidades del negocio no encajan con la demanda
Es lo que se denomina “brecha digital” o “brecha tecnológica” y es la causante de estar dejando por el camino a muchas empresas.
Aquí es donde las nuevas tecnologías pueden mejorar la productividad de las empresas, ayudándolas a ser más eficientes:
Automatizando procesos que les permita ganar tiempo y dinero.
Integrando e interconectando los sistemas hacia y desde los diversos actores de la cadena de suministro: plataformas telemáticas portuarias, plataformas de costes, navieras, compañías aéreas o la AEAT, entre otros.
Gestionando su operativa de manera más ágil con proveedores y clientes.
Cumpliendo de manera transparente con los cambios en las políticas y requerimientos legales.
Disponiendo de información fiable y en tiempo real para garantizar la trazabilidad de los envíos y la calidad del servicio.
Maximizando los protocolos y medidas de seguridad necesarios.
Cómo elegir el mejor partner tecnológico para un transitario
No se trata solo de la tecnología: del hardware o software en cuestión, sino de qué se necesita –qué procesos y áreas se pueden y se deben mejorar–, cómo implementar esa tecnología, aprender a utilizarla y sacarla partido en nuestro beneficio y el de nuestros clientes.
Por ello es más interesante pensar en clave de un partner tecnológico que nos ayude en todo este proceso.
Busca un proveedor que entienda bien tu negocio: Solo así tendrás la tranquilidad de estar en buenas manos.
Apuesta por proveedores con recorrido en el mercado: Si el objetivo de tu empresa es perdurar, ¿qué mejor que confiar en la experiencia de una empresa que ha sabido hacerlo?
Habla con tu entorno y busca recomendaciones: Seguro que tienes clientes, proveedores y amigos que han pasado por esta necesidad o que ya han apostado por alguna solución, habla con ellos y que te cuenten.