El futuro del transporte marítimo de mercancías
Prácticamente, todos nuestro entorno está sufriendo cambios causados por la pandemia que ha provocado el coronavirus.
Y el comercio marítimo internacional es uno de ellos. Aunque no es nada nuevo, pues desde hace ya meses se buscan fórmulas para reducir el impacto de la crisis en las cadenas de suministro relacionadas con la seguridad, la digitalización y la optimización de los procesos, más recientemente se está poniendo foco en la gestión de los riesgos inherentes a los transportes marítimos, el cambio de los patrones de producción, consumo y gasto o en la cada vez mayor digitalización de los entornos.
La crisis golpea en un momento crucial el sector, que se enfrenta a importantes cambios en:
Patrones de globalización.
Diseño de la cadena de suministro.
Cambios en los hábitos de producción, consumo y gasto.
Mayor cuidado de la evaluación de riesgos.
Digitalización logística acelerada.
Refuerzo de la estandarización de procesos y operaciones.
Sostenibilidad y reducción de las emisiones de carbono.
Son temas en los que se ha profundizado desde la Conferencia sobre Comercio y Desarrollo auspiciada por las Naciones Unidas (UNCTAD) en un evento virtual que han denominado: Revisión del transporte marítimo 2020.
En este evento se han propuesto determinadas acciones, que deben ser impulsadas y respaldadas mediante políticas nacionales, dirigidas a fortalecer la continuidad de los negocios del sector como:
Apoyo sostenido al comercio marítimo para mantener su crecimiento y desarrollo.
Fomento de la adopción tecnológica a través de la digitalización.
Definición de corredores marítimos prioritarios para el transporte de mercancías críticas como serían alimentos, medicinas o material médico.
Herramientas y sistemas que permitan predecir y anticipar interferencias en las cadenas de suministro aumentando la recolección y análisis de la información sobre posibles atascos.
Pruebas de estrés reguladas de las cadenas de suministros que permitan asegurar viabilidad y abastecimiento bajo determinados escenarios.
Pues no debemos olvidar que este sector desempeña un papel clave para superar la crisis.
Además de los cambios mencionados y de las medidas sugeridas, también han querido hacer hincapié en recordar cómo la pandemia está afectando en ámbitos profesionales y personales, económicos y ambientales, para poder aprender de ello y tenerlo en cuenta en el futuro.
Los marineros son trabajadores esenciales
Los marineros y en general todos los profesionales relacionados con los trabajos marítimos son trabajadores esenciales y críticos para el desarrollo de la actividad.
No en vano, se apoya de manera reiterada y pública a los trabajadores de la cadena de suministro, sin embargo los trabajadores de la mar pasan desapercibidos con facilidad.
Y es que en esta crisis se han aumentado los servicios y horas de desempeño de una gran cantidad de marineros en los buques y naves, que han pasado largos periodos de tiempo en el mar sin posibilidad de reemplazo. Esto es insostenible, tanto para la seguridad y el bienestar de la gente de mar como para la operación segura de los buques.
Junto con el Secretario General de la OMI, he hecho un llamamiento para que se designe a la gente de mar y otro personal marino, independientemente de su nacionalidad, como trabajadores clave, y se les exima de las restricciones de viaje, para garantizar que se puedan llevar a cabo los cambios de tripulación.
Concentración en grandes buques
La concentración de cargas hacia buques más grandes, está reduciendo la cantidad de empresas con márgenes para operar, tendiendo así hacia una monopolización del sector. Además, no está redundando en un beneficio para los puertos, ni para los transportistas terrestres y ni siquiera se transmite un ahorro a los clientes en forma de fletes más económicos.
Requisitos ambientales estrictos
Existe una creciente preocupación por la falta de equidad en cómo determinados Estados –principalmente insulares en desarrollo– se encuentran más afectados que otros por el cambio climático y además cuentan con una menor infraestructura tecnológica, por lo que su descarbonización resulta más costosa que para otros Estados más desarrollados y conectados.
Será crucial proporcionar el apoyo técnico y financiero necesario a estos países para que puedan adaptarse al cambio climático, y mitigar el impacto de las nuevas regulaciones que afectan los costos de transporte marítimo y la conectividad.